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OBRAS ESCOGIDAS DE STALIN EN 1 TOMO


Dejamos para descargar las obras escogidas de Stalin en 1 tomo, digitalizada de una editorial albanesa



BAJAR AQUI:

Fragmentos del discurso de Fidel Castro Ruz en la velada solemne en memoria del comandante Ernesto Che Guevara (1967)





EL GRUPO DE LOS DOS PRIMEROS DE LA LISTA DEL “GRANMA”
-Fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che. Y en una noche —como él cuenta en sus narraciones— se convirtió en un futuro expedicionario del “Granma”.  Pero en aquel entonces aquella expedición no tenía ni barco, ni armas, ni tropas. Y fue así como, junto a Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista del “Granma”. 

IMPREGNADO DE UN PROFUNDO ODIO Y DESPRECIO AL IMPERIALISMO
-Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aun cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron. 
En aquellos primeros momentos era el médico de nuestra tropa. Y así fueron surgiendo los lazos y así fueron surgiendo los sentimientos. 
Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo, no solo porque ya su formación política había adquirido un considerable grado de desarrollo, sino porque hacía muy poco tiempo había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que dieron al traste con la revolución de aquel país. 

NO ERAN NECESARIOS MUCHOS ARGUMENTOS
-Para un hombre como él no eran necesarios muchos argumentos.  Le bastaba saber que Cuba vivía en una situación similar, le bastaba saber que había hombres decididos a combatir con las armas en la mano esa situación, le bastaba saber que aquellos hombres estaban inspirados en sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos. Y eso era más que suficiente. 
De este modo, un día, a fines de noviembre de 1956, con nosotros emprendió la marcha hacia Cuba. Recuerdo que aquella travesía fue muy dura para él puesto que, dadas las circunstancias en que fue necesario organizar la partida, no pudo siquiera proveerse de las medicinas que necesitaba y toda la travesía la pasó bajo un fuerte ataque de asma sin un solo alivio, pero también sin una sola queja. 

CHE CONTINUABA SIENDO MÉDICO DE NUESTRA TROPA
-Llegamos, emprendimos las primeras marchas, sufrimos el primer revés, y al cabo de algunas semanas nos volvimos a reunir —como ustedes saben— un grupo de los que quedaban de la expedición del “Granma”.  Che continuaba siendo médico de nuestra tropa. 
Sobrevino el primer combate victorioso y Che fue soldado ya de nuestra tropa y, a la vez, era todavía el médico; sobrevino el segundo combate victorioso y el Che ya no solo fue soldado, sino que fue el más distinguido de los soldados en ese combate, realizando por primera vez una de aquellas proezas singulares que lo caracterizaban en todas las acciones; continuó desarrollándose nuestra fuerza y sobrevino ya un combate de extraordinaria importancia en aquel momento. 

EN CUESTIÓN DE SEGUNDOS EMPRENDIÓ RÁPIDAMENTE LA MARCHA
-La situación era difícil. Las informaciones eran en muchos sentidos erróneas. Íbamos a atacar en pleno día, al amanecer, una posición fuertemente defendida, a orillas del mar, bien armada y con tropas enemigas a nuestra retaguardia, a no mucha distancia, y en medio de aquella situación de confusión en que fue necesario pedirles a los hombres un esfuerzo supremo, una vez que el compañero Juan Almeida asumió una de las misiones más difíciles, sin embargo quedaba uno de los flancos completamente desprovisto de fuerzas, quedaba uno de los flancos sin una fuerza atacante que podía poner en peligro la operación. Y en aquel instante Che, que todavía era médico, pidió tres o cuatro hombres, entre ellos un hombre con un fusil ametralladora, y en cuestión de segundos emprendió rápidamente la marcha para asumir la misión de ataque desde aquella dirección. 
Y en aquella ocasión no solo fue combatiente distinguido, sino que además fue también médico distinguido, prestando asistencia a los compañeros heridos, asistiendo a la vez a los soldados enemigos heridos. Y cuando fue necesario abandonar aquella posición, una vez ocupadas todas las armas y emprender una larga marcha, acosados por distintas fuerzas enemigas, fue necesario que alguien permaneciese junto a los heridos, y junto a los heridos permaneció el Che. Ayudado por un grupo pequeño de nuestros soldados, los atendió, les salvó la vida y se incorporó con ellos ulteriormente a la columna. 

Doménico Losurdo sobre Stalin


Doménico Losurdo. Stalin: historia y crítica de una leyenda negra, Barcelona, El viejo Topo, 2011.
Jaime Ortega Reyna
No hay duda de que Doménico Losurdo, filósofo italiano de gran trayectoria, es uno de los intelectuales más interesantes y polémicos del medio marxista de su país. En español apenas algunas obras han sido traducidas: en Argentina se publicó su trabajo sobre Heidegger y el concepto de comunidad; y recientemente una serie de ensayos sobre las revoluciones en Rusia y China[1]; en España se tradujo su trabajo sobre el Lenguaje del Imperio, su Contra-historia del liberalismo y muy recientemente un trabajo sobre Kant. En México la revista Dialéctica ha publicado algunos artículos de su autoría que merecen la pena ser leídos para comprender el contexto del texto que aquí reseñamos[2]. Además de estos trabajos, Losurdo ha ganado relevancia por su profundo conocimiento de la situación de la China actual, pero también por sus trabajos filosóficos sobre Hegel, Nietzsche, Gandhi y Marx sólo publicados en Europa. Tristemente su trabajo sobre Gramsci no ha sido traducido al español, aun cuando data de finales de los años noventa.
            Pues bien, recientemente la conocida editorial el Viejo Topo ha decidido publicar el que quizá sea el más polémico de todos sus trabajos: un libro de revisión historiográfica en torno a la figura de Stalin. Dicho libro, publicado en Italia en 2008, levantó un revuelo impresionante en la prensa y los medios académicos y políticos de izquierda[3]. Dicha polémica podría ocupar todo un artículo sobre las tendencias actuales de la izquierda italiana. Sin embargo en esta modesta reseña apuntamos algunos de los principales nudos problemáticos que el libro de Losurdo afronta, tomando en cuenta las dos reseñas más importantes en español: la de Salvador López Arnal aparecida en varias entregas en Rebelión y la del también prolífico y reconocido intelectual italiano Antonio Infranca publicada en la revista Herramienta .
            Stalin ha sido la figura negra del comunismo a nivel mundial. Para Losurdo, gran parte de la historiografía que se construye en torno a su figura adolece de serías deformaciones, no sólo en un plano metodológico o académico, sino francamente asumen la forma de mentiras o difamaciones, que se han trasmitido y se seguirán trasmitiendo como lugar común, lo que ha resultado en una historiografía poco crítica o, insistimos, francamente fantasiosa de algunos momentos de la historia. El clímax de dichas deformaciones es el intento, constante, repetido y apabullante que equipara a Hitler y el fascismo, con Stalin y el comunismo.
Losurdo demuestra las falsedades de “lugares comunes” en la historiografía, enumeramos algunos de ellos:
1) La supuesta “crisis” inmediata a la invasión alemana, que presenta a un Stalin golpeado emocionalmente ante la traición de su “aliado”, lo cual se orienta hacia una devaluación de su papel como dirigente del Estado que venció al nazismo, en gran medida sin la ayuda de occidente que se negó, sistemáticamente, a la apertura del segundo frente, lo que resultó en terribles pérdidas humanas y materiales para el país de los soviets.

Miguel Urbano Rodrigues: Actualidad del Manifiesto Comunista

Miguel Urbano Rodrigues
Villa Nova de Gaia
10 de abril de 2014

Relei hace unos días el Manifiesto Comunista. Han transcurrido 165 años desde que Marx y Engels divulgaran ese explosivo documento revolucionario.
El mundo actual es muy diferente de aquel que inspiró el Manifiesto. En la época, la Revolución de 1848 lastraba por Europa. El «espectro» del comunismo alarmaba a las clases dominantes, del Atlántico a los Urales. Pero solamente en 1917, casi medio siglo tras la Comuna de París, una revolución victoriosa y un partido comunista criaron el primer Estado socialista en Rusia.
Más de siete décadas duró la primera experiencia socialista triunfante. Finalizó con la trágica desintegración de la Unión Soviética y el regreso del capitalismo a Rusia.
Hoy, en Europa, el Poder es ejercido por las clases dominantes. Ta vez con una única excepción, burguesías arrogantes controlan los gobiernos. Los políticos que las representan son neoliberales, socialdemócratas domesticados, o nostálgicos del fascismo.
En este contexto histórico tan sombrío, fue con sorpresa que, al releer el Manifiesto Comunista, llegué a la conclusión que no perdió actualidad.
Continua cargado de enseñanzas para comunistas y no comunistas. Siento que en Portugal, señaladamente, es actualísimo.

R. Coitinho: Homenagem a Lênin; interpretar e transformar o mundo

Neste 21 de janeiro lembramos os 90 anos da morte do grande revolucionário, político, estrategista, organizador do partido e das massas e estadista, Vladimir Lênin. O mais genial continuador da obra de Marx e Engels e, sem dúvida, a maior dentre as maiores personalidades do século 20.
Por Rita Coitinho, especial para o Vermelho
Mestra em sociologia, cientista social e dirigente do PCdoB em Santa Catarina

Noventa anos da morte do grande revolucionário, político, estrategista, organizador do partido e das massas e estadista, Vladimir Lênin.

A monumental contribuição de Lênin, cujas “obras completas” somam milhares de páginas – entre discursos, panfletos, programas, artigos e obras de maior envergadura e imensa densidade teórica – não poderia ser resumida em apenas um livro e, menos ainda, em um simples artigo. Apresentaremos a seguir, como forma de render-lhe uma modesta homenagem, alguns dos aspectos que destacamos de seu pensamento, com a certeza de que a difusão e o estímulo ao estudo de suas obras e, fundamentalmente, a busca da realização de seu objetivo maior – a construção do socialismo e, com ele, a paz entre os povos e o fim da exploração de uma classe pela outra – são os melhores tributos que podemos prestar à sua memória.

A defesa do marxismo

Na Rússia pré-revolucionária o marxismo adentrou com certa força nos círculos intelectuais. Porém o entendimento de que as condições russas eram demasiadamente atrasadas em relação aos países de capitalismo avançado da Europa levava muitos “marxistas” à conclusão de que não seria possível a revolução socialista enquanto não se desenvolvessem plenamente as forças produtivas. Lênin travou dura batalha contra as deturpações dogmáticas e revisionistas do marxismo. “A Rússia fez seu o marxismo, como teoria revolucionária justa” (1), como um sistema de teorias adequado à compreensão da realidade de qualquer país do mundo na atualidade. Lênin demonstrou que a teoria de Marx e Engels oferece instrumentos para a compreensão e transformação da realidade. Seu desenvolvimento contínuo não pressupõe, no entanto, a negação das categorias fundamentais elaboradas pelos dois teóricos nem, por outro lado, a cristalização dogmática das formulações táticas, que estavam ligadas ao tempo e ao lugar histórico. Mais do que um método, o marxismo é “teoria e programa do movimento operário de todos os países” (2). 

Leia também:

O desenvolvimento leninista da teoria de Marx e Engels determinou a tática do partido na revolução de 1905-1907, nos anos de reação e violência contrarrevolucionária que se seguiram à revolução democrático-burguesa e possibilitou a vitória dos bolcheviques em 1917. Nos duros anos de repressão houve grande penetração da ideologia burguesa nos círculos científicos e literários e Lênin travou duro combate para defender o marxismo em contraposição à justificação ideológica da contrarrevolução, ao ressurgimento do misticismo e de concepções idealistas. Dentre os inúmeros trabalhos importantes desse período de perseguição aos revolucionários destaca-se o monumental Materialismo e Empiriocriticismo – notas críticas sobre uma filosofia reacionária, em que Lênin refutou o idealismo subjetivista e desenvolveu, em todas as suas possibilidades, a teoria marxista da cognoscibilidade do mundo.

Carta de Ivanov y la excelente respuesta de Stalin


Un cruce de mensajes entre Ivanov y Stalin en 1938, vemos una visión de la realidad externa e interna de la URSS de entonces, gracias a las enseñanzas del marxismo leninismo, de las cuáles podemos aprender mucho a día de hoy.





Carta de Ivanov al camarada Stalin


Al Camarada Stalin
de parte de Ivanov, propagandista
titular del Comité de Sector de la
Juventud Comunista Leninista de la URSS
en Manturov (región de Kursk).

Estimado camarada Stalin,

Le ruego encarecidamente de aclararme la siguiente cuestión:

Aquí donde me encuentro, así como en el Comité regional de la Juventud Comunista, existen dos maneras de concebir la victoria definitiva del socialismo en nuestro país, o más bien se confunde el primer grupo de contradicciones con el segundo. En las obras de usted sobre el destino del socialismo en la Unión Soviética se habla de dos grupos de contradicciones: las internas y las externas.

En cuanto al primer grupo de contradicciones está claro que las hemos resuelto: el socialismo en el interior del país ha triunfado.

Quisiera tener una respuesta acerca del segundo grupo de contradicciones, es decir, las que existen entre el país del socialismo y los países capitalistas. Usted señala que la victoria definitiva del socialismo significa la solución de las contradicciones externas, la completa garantía contra la intervención, y por consecuencia, contra la instauración del capitalismo. Sin embargo, este grupo de contradicciones puede ser resulto solamente mediante los esfuerzos de los obreros de todos los países.

También el camarada Lenin nos enseñaba que “se puede vencer definitivamente sólo a escala mundial, sólo mediante los esfuerzos unidos de los obreros de todos los países”.

En el curso de propagandistas titulares en el Comité regional de la Juventud Comunista de la URSS yo dije, basándome en las obras suyas, que la victoria del socialismo puede ser definitiva solamente a escala mundial; pero los militantes del Comité regional, Urogenko (primer secretario del Comité regional de la Juventud Comunista) y Kazelkcov (instructor de propaganda) califican mi intervención de “salida trotskista”...


HOBSBAWM,O MARXISMO E OS INTELECTUAIS




Miguel Urbano Rodrigues

Reli há dias o último livro de Eric Hobsbawm: «Como Mudar o Mundo -Marx e o Marxismo,1840-2011»*.
Publicado pouco antes do seu falecimento, é uma coletânea de ensaios, conferências e artigos escritos entre 1956 e2009.
Distancio-me como comunista de parte da obra do historiador inglês. A discordância de muitas das suas opiniões, nomeadamente a reflexão sobre o desaparecimento da União Soviética e a agressão imperialista ao povo afegão, não me impede de aconselhar a leitura de «Como Mudar o Mundo». O seu mérito maior é o balanço  que apresenta do legado de Karl Marx e da sua profunda repercussão nos seculos XIX e XX e neste início do XXI. Tal como assinala no prefácio, «o marxismo foi durante os últimos 130 anos, um tema importante no contexto intelectual do mundo moderno e, através da mobilização de forças sociais, uma presença crucial, e em alguns períodos decisiva, na história do seculo XX».
A devastadora crise de civilização que hoje enfrentamos demonstra que o capitalismo não tem solução para os problemas da humanidade e terá de ser erradicado. Marx é, hoje como ontem, atualíssimo: ajuda a compreender o presente e abre as alamedas do futuro.
 
DO ENTUSIASMO À DESERÇÃO

Lenin afirmou que sem teoria revolução alguma pode vencer e ter longa vida. Enunciou uma evidência confirmada pela História.
Daí a importância dos intelectuais revolucionários como produtores e divulgadores de ideologia.
A obra de Marx, a principiar pelo Manifesto Comunista, não teria alcançado projeção mundial, cumprindo um papel insubstituível como guia para a ação revolucionária, se sucessivas gerações de intelectuais não a houvessem divulgado, transmitindo às massas uma nova compreensão da História, da economia, da política.
Mas, ao comentá-la e interpretá-la, muitos autores também a desfiguraram.
O livro de Hobsbawm contém uma informação densa e valiosa sobre a lenta divulgação de Marx ao longo da segunda metade do século XIX e das primeiras décadas do seculo XX.
Neste desambicioso artigo apenas chamarei a atenção para alguns aspetos da difusão do marxismo antes e depois da segunda guerra mundial e da influencia que as posições assumidas por autores que comentaram e interpretaram Marx, deformando-lhe o pensamento, tiveram no rumo de partidos operários tradicionais e de grandes lutas sociais contemporâneas.
Nos anos 20 e 30 do seculo passado, a ascensão do fascismo na Itália e na Alemanha provocou um interesse crescente dos intelectuais pelo marxismo. Escritores como HG Wells, Anatole France,Bernard Shaw, André Malraux, Aragon ,entre outros, assumiram a defesa da União Soviética, e, na Europa Ocidental e nos EUA, os debates sobre a obra de Marx ganharam atualidade. Tres prémios Nobel de Literatura, Aragon , Roger Martin du Gard e André Gide aderiram ao PCF. A ameaça fascista condicionava o futuro da Humanidade. Após a II Guerra Mundial, o interesse pelo marxismo aumentou. O papel decisivo da URSS na derrota do Reich nazi contribuiu muito para a adesão maciça de milhares de intelectuais aos partidos comunistas. Filósofos como Bertrand Russell e Jean Paul Sartre assumiram frontalmente a solidariedade com o povo soviético e os movimentos em defesa da Paz. Nas universidades, professores que não eram marxistas aderiram ao partido comunista.
A partir dos anos 50, houve uma autêntica enxurrada de livros e debates sobre o marxismo. Mas, como sublinha Hobsbawm, «a grande maioria dos intelectuais marxistas nesse período era constituída de marxistas recentes para os quais o próprio marxismo era coisa tao nova quanto, digamos, o jazz, o cinema e a literatura policial» tinham sido para as gerações anteriores.
O marxismo dos europeus era, porem, até à morte de Stalin,com poucas exceções, o divulgado pelas publicações da Academia das Ciências da URSS.
As interpretações alternativas da teoria marxista somente surgiram  após as polémicas desencadeadas pelo XX Congresso do PCUS.
Os textos dos filósofos da Escola de Frankfurt, de Adorno, Horkheimer e Marcuse, porta-vozes do chamado «marxismo ocidental»,  são na época tema de apaixonados debates nos campus universitários, coincidindo com as campanhas dos grandes media contra Stalin. A palavra stalinismo, criada pela burguesia, entra no léxico politico.
Para muitos intelectuais, a URSS, na qual durante décadas viam a pátria do socialismo, o país que construira uma sociedade símbolo do progresso e do humanismo, tornou-se, no auge de campanhas anticomunistas, a imagem da tirania e da desumanização da vida.
 Os livros de Gramsci, até então pouco conhecidos fora da Itália, conhecem difusão mundial, extravasando dos meios académicos. Mas a leitura da “mensagem” da obra do autor dos «Cadernos do Carcere» difere muito, mesmo no âmbito dos Partidos Comunistas do Ocidente.
A própria teoria da Hegemonia – a dominação da cultura de uma classe sobre o conjunto da sociedade - foi submetida a múltiplas interpretações, algumas incompatíveis. Em França, na Itália em Espanha, gramscianos entusiastas utilizaram – na para desvalorizar a luta de classes. Desvirtuado, Gramsci, um marxista original- inclusive um «leninista» na polémica opinião de Hobsbawm- foi bandeira do eurocomunismo. No Brasil e em Cuba destacados comunistas também o invocaram, distorcendo-lhe o pensamento.
Paradoxalmente, as campanhas contra a URSS e o «socialismo real» não afetaram a difusão do marxismo.
O anti- sovietismo, sobretudo apos os acontecimentos da Checoslováquia em l968, marcou a opção revisionista de influentes partidos comunistas do Ocidente, mas não impediu a expansão do marxismo em escala mundial.
A ruptura entre Moscovo e Pequim, a Revolução Cubana, a opção pelo socialismo da maioria dos movimentos de libertação africanos, a ampla difusão das teses de Frantz Fanon, a disseminação do Eurocomunismo criaram uma atmosfera de confusão ideológica.
 Os estruturalistas, nomeadamente Althusser e Poulantzas, fizeram escola, semeando discípulos em dezenas de países. O primeiro foi, aliás, membro do Comité Central do Partido Francês. 
Textos de Che Guevara também foram utilizados, com frequência e má-fé, por intelectuais que, deturpando-lhe o pensamento, assumindo-se como marxistas, utilizaram o eurocomunismo como alavanca de combate à União Soviética.
Dirigentes e académicos dos partidos comunistas da França e da Itália, que aderiram desde o início à perestroika não hesitaram em glorificar Gorbatchov e acompanharam com entusiasmo o processo de destruição da União Soviética. Das críticas a Stalin passaram rapidamente à crítica de Lenin.
O revisionismo de alguns partidos operários evoluiu em poucos anos para posições ostensivamente anticomunistas.
Um secretário-geral do PCF, Robert Hue, saudou como acontecimento positivo a desagregação da URSS, afirmando que tudo no país da Revolução de Outubro tinha sido negativo.

A VAGA REVISIONISTA 

A ofensiva revisionista precedeu, aliás, a perestroika.
As obras dos ideólogos da Escola de Frankfurt, foram amplamente publicadas nos EUA e saudadas pelas «novas esquerdas» americanas como contribuição revolucionaria ao marxismo. Nas grandes universidades, os epígonos de Marcuse condenaram em bloco os partidos comunistas existentes, revisionistas ou não, qualificando-os de traidores da causa socialista.
Os livros de Marx voltaram a ser amplamente editados e debatidos. «O Capital, entretanto, foi tratado como se fosse quase uma obra de epistemologia. Segundo Hobsbawm, “ a pesquisa e a análise do mundo real esconderam-se atrás do exame generalizado das suas estruturas e mecanismo, ou até atrás da investigação ainda mais genérica de como ele devia ser apreendido. Os teóricos eram tentados a passar de um exame dos problemas e perspetivas específicos de sociedades reais para um debate sobre a «articulação» dos «modos de produção» em geral”.
Muitos intelectuais, sobretudo os estruturalistas, esforçaram-se, na exegese da obra de Karl Marx, por opor os escritos do jovem Marx aos do Marx da maturidade. Dezenas de livros foram editados tendo por tema supostas e insanáveis contradições entre «Os Manuscritos de 1844» e «O Capital». Forjar imaginárias contradições entre Marx e Engels e opor ambos a Lenin foi outra modalidade de anticomunismo cultivada por marxologos antissoviéticos.
Esse cosmopolitismo marxizante somente deixou de fascinar os académicos das grandes universidades do Ocidente quando a URSS se desagregou e um capitalismo selvagem se implantou na Rússia, durante o consulado de Ieltsin.
O desaparecimento da União Soviética - uma tragedia para a Humanidade, festejada no Ocidente como vitória histórica da democracia-  atuou  como terramoto em partidos comunistas que já  tinham optado por um reformismo transparente. Muitos dirigentes apressaram-se a renegar o marxismo. Entre os intelectuais a debandada foi imediata; alguns invocaram a revolução técnico-cientifica para romper com o passado de comunistas.
O marxismo foi varrido das universidades e das livrarias.
Nos EUA, Francis Fukuyama,um funcionário do Departamento de Estado, anunciou com alegria o «Fim da História», a morte do comunismo e a vitória do neoliberalismo como a ideologia para a eternidade.
PRESENÇA DE MARX
A profecia foi,porém,rapidamente desmentida.
Marx volta hoje a ser editado, lido e o seu pensamento e obra debatidos. Na Europa, na America, na Asia, na Africa, Congressos e Seminários Internacionais são promovidos para o recordar e estudar.
Em Paris, Jean Salem promove na Sorbonne desde 2005 um Seminário semanal sobre «Marxismo no seculo XXI» em que participam em media 200 pessoas e que é acompanhado na Internet por dezenas de milhares.
O «Manifesto Comunista» é reeditado em dezenas de países, tal como as obras de Marx e Engels.
Como as causas que estão na origem das grandes revoluções não desapareceram e a crise do capitalismo se tornou estrutural, o renascer do interesse pelo marxismo é hoje uma realidade, não obstante a perda de influência dos partidos comunistas.
A cada ano aumenta o número de Congressos e Seminários Internacionais dedicados a Marx e à sua obra. Essas iniciativas mobilizam porem intelectuais que se situam em quadrantes ideológicos muito diferentes. Era inevitável. Emmanuel Wallerstein criou a expressão «os mil marxismos» em comentário a essa heterogeneidade.
Muitos marxianos interessam-se por Marx numa perspetiva exclusivamente académica. Ignoram a praxis.
Outros, embora afirmando a necessidade da luta contra o capitalismo e o imperialismo, concentram-se apenas em questões teóricas, distanciados de qualquer tipo de militância em organizações politicas.
Não esqueci o comentário ouvido do historiador Albert Soboul quando um comunista, professor da Universidade de São Paulo, no Brasil, expressou uma grande admiração pela contribuição do filósofo   Henri Lefèbvre como eminente marxista.
«É verdade-disse- ele escreveu livros importantes. Mas creio que nunca entrou numa fábrica, temo que nunca tenha falado com um operário».
Em Encontros sobre Marx participam também marxianos, sobretudo de tendência
trotskista, cujos trabalhos estão mais orientados para a crítica ao «socialismo soviético» do que propriamente para a exegese do pensamento do autor de «O Capital». Recordo o livro de uma historiadora portuguesa que, na tentativa frenética de responsabilizar Álvaro Cunhal pelo desfecho negativo da Revolução de Abril, o define como um menchevique português que teria impedido a luta revolucionária da classe operária…
Atitudes como essas não ocultam uma evidência: o renascimento do interesse por Marx e o marxismo é um fenómeno social e político de âmbito mundial, inseparável da consciência de que o capitalismo está condenado a desaparecer e que a única alternativa é o socialismo.
Reler os clássicos do marxismo, sobretudo Marx, tornou-se uma exigência das grandes lutas da humanidade contemporânea. Para preparar o futuro, como lembra Jean Salem.
Publicado no numero 3 de  «El Machete, revista de teoria y politica» do Partido Comunista do Mexico, Outubro   de 2013

*Eric Hobsbawm,«How to Change the World-Marx and Marxism,1840-2011»,London 2011


La ayuda soviética a la República española (Extraido de Antorcha)

Junto con mayo de 1937, la ayuda soviética a la II República es el hecho más manoseado de la historia de nuestra guerra. Lo cual quiere decir que aquí hay gato encerrado. Algo no les cuadra en su historia y lo tienen que extraer de la realidad con forceps de la manera que sea.


Dado que la ayuda soviética a la democracia española fue la única, es decir dado que los bolcheviques en el poder fueron los únicos que apoyaron al pueblo español en su guerra contra el fascismo, esto hay que taparlo y encubrirlo muy bien porque la tesis tiene que quedar siempre así: los comunistas son la negación de la democracia. Por tanto, cuando los hechos ya no se pueden ocultar, se tienen que ensuciar y arrastar por el suelo hasta que nadie pueda reconocer ni lo más evidente siquiera.
Cuando no hablamos de la historia de las cuevas de Altamira, sino que estamos en medio de una batalla ideológica, hay que partir de lo más obvio. En este caso el asunto se tiene que enfilar partiendo de dos circunstancias importantes sin las cuales no se consigue encuadrar:
— el 18 de julio de 1936 España aún no mantenía relaciones diplomáticas con la URSS
— tras el levantamiento fascista se formó el Comité Internacional de No Intevención por lo que cualquier ayuda era ilegal y clandestina
El 31 de agosto se publicaba en Moscú, como en los países imperialistas democráticos, el decreto que prohibía la exportación, reexportación y tránsito hacia España de toda clase de armas, municiones, material de guerra, aviones y navíos de combate. No se puede comprender el alcance de la ayuda soviética a la II República si no se comprende que era ilegal, y que los soviéticos, como todos los internacionalistas, estuvieron en la guerra clandestinamente, con documentación falsa. No se comprende la ayuda a la República si, a la vez, no se comprende que de esa manera la URSS se comprometía muy seriamente frente a todos los demás países del mundo, poniéndose al borde de la guerra en unas condiciones extremadamente desfavorables.

La totalidad en el método dialéctico de Marx y Hegel

Julio Cota
Buró político del Partido Comunista de México
Debemos pensar el capitalismo en su totalidad para resolver su contradicción fundamental y no de manera fragmentaria para perdernos en reformismos. Esto no es sólo un problema metodológico, sino táctico y estratégico, es ante todo, una posición política entre reforma y revolución. Diversos sectores sociales resisten consciente o inconscientemente al capitalismo, sin embargo, sólo el proletariado consciente contiene la totalidad de los intereses de los oprimidos. Para comprender la crisis civilizatoria de la modernidad que ha generado el capitalismo, es necesario retomar la categoría de totalidad que el sistema hegeliano propuso, y más aún, la que el marxismo en su versión materialista desarrolló y mejoró.



G. F. Hegel pretendió nada menos que explicar todo lo pensable, por ello el eje rector de su sistema filosófico no es su concepto de devenir histórico, sino el concepto de totalidad. La pretensión de Hegel por albergar dentro de un gran armazón teórico todo lo que los hombres han producido a través de la historia, es la Ley que rige el desenvolvimiento del Espíritu (1), es decir, la filosofía misma. La categoría de totalidad es la columna vertebral del método dialéctico de Hegel.Para él lo único real es la totalidad, en donde sus partes integrantes (sujeto y objeto) no son más que momentos históricos de dicha totalidadcomo sistema.
Para Hegel el conocimiento está en el Absoluto (2) y éste se encuentra en nosotros mismos, dicho conocimiento tiene un proceso: primero, la mera consciencia sensible, luego esta consciencia pasa por la autoconsciencia hasta llegar finalmente al saber absoluto. Esto significa para Hegel, que el propio Absoluto se piensa a sí mismo. Idealismo objetivo puro.

Giorgi Dimitrov: La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo

I

El fascismo y la clase obrera





¡Camaradas! Ya el VI Congreso Internacional Comunista previno al proletariado internacional sobre la maduración de una nueva ofensiva fascista, llamándolo a la lucha contra ella. El Congreso señaló que "casi en todas partes existen tendencias fascistas y gérmenes de un movimiento fascista en forma más o menos desarrollada".
Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas expcionales de expoliación contra los trabajadores, para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética, para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.
Los círculos imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para esto, necesitan el fascismo.
Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para esto, necesitan el fascismo.
Intentan adelantarse al crecimiento de las fuerzas de la revolución mediante el aplastamiento del movimiento revolucionario de los obreros y campesinos y el ataque militar contra la Unión Soviética, baluarte del proletariado mundial. Para esto, necesitan el fascismo.
En una serie de países -particularmente en Alemania- estos círculos imperialistas lograron, antes del viraje decisivo de las masas hacia la revolución, infligir al proletariado una derrota e instaurar la dictadura fascista.
Pero carácteríristica de la victoria del fascismo es precisamente la circunstancia de que esta victoria atestigua por una parte la debilidad del proletariado, desorganizado y paralizado por la política escisionista socialdemócrata de colaboración de clase con la burguesía y, por otra parte, revela la debilidad de la propia burguesía que tiene miedo a que se realice la unidad de lucha de la clase obrera, que teme a la revoluciín y no está ya en condiciones de mantener su dictadura sobre la masas con los viejos métodos de la democracia burguesa y del parlamentarismo.
El carácter de clase del fascismo
El fascismo en el poder, camaradas, es, como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero.
La variedad má:s reaccionaria del fascismo es la de tipo alemán. Tiene la osadía de llamarse nacionalsocialismo, a pesar de no tener nada de común con el socialismo. El fascismo alemán no es solamente un nacionalismo burgués, es un chovinismo bestial. Es el sistema de gobierno del bandidaje político, un sistema de provocaciones y torturas contra la clase obrera y los elementos revolucionarios del campesinado, de la pequeña burguesía y de los intelectuales. Es la crueldad y la barbarie medievales, la agresividad desenfrenada contra los demás pueblos y países.
El fascismo alemán actúa como destacamento de choque de la contrarrevolución internacional, como incendiario principal de la guerra imperialista, como instigador de la cruzada contra la Unión Soviética, la gran Patria de los trabajadores de todo el mundo.
El fascismo no es una forma de Poder Estatal, que esté, como se pretende, "por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía", como ha afirmado, por ejemplo, Otto Bauer. No es "la pequeñ,a burguesía sublevada que se ha apoderado del aparato del Estado", como declara el socialista inglés Brailsford. No, el fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpenproletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos.
Hay que recalcar de un modo especial este carácter verdadero del fascismo, porque el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo, en una serie de países, la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza.
El desarrollo del fascismo y la propia dictadura fascista revisten en los distintos países formas diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las particularidades nacionales y la posición internacional de cada país. En unos países, principalmente allí, donde el fascismo no cuenta con una amplia base de masas y donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia burguesía fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a acabar con el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a la socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países, donde la burguesía dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece el monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los partidos y agrupaciones rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudezca de un modo especial su situación, intente extender su base para combinar -sin alterar su carácter de clase- la dictadura terrorista abierta con una burda falsificación del parlamentarismo.
La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía -la democracia burguesa- por otra, por la dictadura terrorista abierta. Pasar por alto esta diferencia sería un error grave, que impediría al proletariado revolucionario movilizar a las más amplias capas de los trabajadores de la ciudad y del campo para luchar contra la amenaza de la toma del poder por los fascistas, así como aprovechar las contradicciones existentes en el campo de la propia burguesía. Sin embargo, no menos grave y peligroso es el error de no apreciar suficientemente el significado que tienen para la instauración de la dictadura fascista las medidas reaccionarias de la burguesía que se intensifican actualmente en los países de democracia burguesia, medidas que reprimen las libertades democráticas de los trabajadores, restringen y falsean los derechos del parlamento y agravan las medidas de represión contra el movimiento revolucionario.
Camaradas, no hay que representarse la subida del fascismo al poder de una forma tan simplista y llana, como si un comité cualquiera del capital financiero tomase el acuerdo de implantar en tal o cual día la dictadura fascista. En realidad, el fascismo llega generalmente al poder en lucha, a veces enconada, con los viejos partidos burgueses o con determinada parte de éstos, en lucha incluso en el seno del propio campo fascista, que muchas veces conduce a choques armados, como hemos visto en Alemania, Austria y otros países. Todo esto, sin embargo, no disminuye la significación del hecho de que, antes de la instauración de la dictadura fascista, los gobiernos burgueses pasen habitualmente por una serie de etapas preparatorias y realicen una serie de medidas reaccionarias, que facilitan directamente el acceso del fascismo al poder. Todo el que no luche en estas etapas preparatorias contra las medidas reaccionarias de la burguesía y contra el creciente fascismo, no está en condiciones de impedir la victoria del fascismo, sino que, por el contrario, la facilitará.
Los jefes de la socialdemocracia encubrieron y ocultaron ante las masas el verdadero carácter de clase del fascismo y no llamaron a la lucha contra las medidas reaccionarias cada vez más graves de la burguesía. Sobre ellos pesa una gran responsabilidad histórica por el hecho de que, en los momentos decisivos de la ofensiva fascista, una parte considerable de las masas trabajadoras de Alemania y de otra serie de países fascistas no reconociese en el fascismo a la fiera sedienta de sangre del capital financiero, a su peor enemigo y que estas masas no estuvieran preparadas para hacerle frente.
¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas? El fascismo logra atraerse las masas porque especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias. ¿Por qué los fascistas alemanes, esos lacayos de la gran burguesía y enemigos mortales del socialismo, se hacen pasar ante las masas por «socialistas» y presentan su subida al poder como una «revolución»? Porque se esfuerzan por explotar la fe en la revolución y la atracción del socialismo que viven en el corazón de las amplias masas trabajadoras de Alemania.
El fascismo actúa al servicio de los intereses de los imperialistas más agresivos, pero ante las masas se presenta bajo la máscara de defensor de la nación ultrajada y apela al sentimiento nacional herido, como hizo, por ejemplo, el fascismo alemán que arrastró consigo las masas pequeño burguesas con la consigna de "¡Contra Versalles!".
El fascismo aspira a la más desenfrenada explotación de las masas, pero se acerca a ellas con una demagogia anticapitalista, muy hábil, explotando el profundo odio de los trabajadores contra la burguesía rapaz, contra los bancos, los trusts y los magnates financieros y lanzando las consignas más seductoras para el momento dado, para las masas que no han alcanzado una madurez política; en Alemania: "Nuestro Estado no es un Estado capitalista, sino un Estado corporativo"; en el Japón: "por un Japón sin explotadores"; en los Estados Unidos: "por el reparto de las riquezas", etc...
El fascismo entrega al pueblo a la voracidad de los elementos más corrompidos y venales, pero se presenta ante él con la reivindicación de un "gobierno honrado e insobornable". Especulando con la profunda desilusión de las masas sobre los gobiernos de democracia burguesa, el fascismo se indigna hipócritamente ante la corrupción (véase, por ejemplo, el caso Barmat y Sklarek en Alemania, el caso Staviski en Francia y otros).
El fascismo capta, en interés de los sectores más reaccionarios de la burguesía, a las masas decepcionadas que abandonan los viejos partidos burgueses. Pero impresiona a estas masas por laviolencia de sus ataques contra los gobiernos burgueses, por su actitud irreconciliable frente a los viejos partidos de la burguesía.
Dejando atrás a todas las demás formas de la reacción burguesa, por su cinismo y sus mentiras, el fascismo adapta su demagogia a las particularidades nacionales de cada país e incluso a las particularidades de las diferentes capas sociales dentro de un mismo país. Y las masas de la pequeña burguesía, incluso una parte de los obreros, llevados a la desesperación por la miseria, el paro forzoso y la inseguridad de su existencia, se convierten en víctimas de la demagogia social y chovinista del fascismo.
El fascismo llega al poder como el partido del asalto contra el movimiento revolucionario del proletariado, contra las masas populares en efervescencia, pero presenta su subida al poder como un movimiento "revolucionario", dirigido contra la burguesía en nombre de "toda la nación" y para "salvar" a la nación. (Recordemos la "marcha" de Mussolini sobre Roma, la "marcha" de Pilsudski sobre Varsovia, la "revolución" nacional-socialista de Hitler en Alemania, etc.).
Pero cualquiera que sea la careta con que se disfrace el fascismo, cualquiera que sea la forma en que se presente, cualquiera que sea el camino por el que suba al Poder, el fascismo es la más feroz ofensiva del capital contra las masa trabajadoras;
el fascismo es el chovinismo más desenfrenado y al guerra de rapiña;
el fascismo es la reacción feroz y la contrarrevolución;
el fascismo es el peor enemigo de la clase obrera y de todos los trabajadores.
¿Qué ofrece a las masas el fascismo victorioso?

El fascismo es la guerra

Cuando hace dos años, en agosto de 1935, el VII Congreso de la Internacional Comunista analizaba la situación internacional, buscando los caminos y los medios para la lucha de la clase obrera contra la ofensiva del fascismo, señaló el nexo indisoluble que existe entre la lucha contra el fascismo y la lucha por la paz. El fascismo es la guerra, declaró el Congreso. El fascismo, después de subir al poder, contra la voluntad y los intereses de su propio pueblo, busca una salida a las dificultades internas, cada vez mayores, que le acosan, en la agresión contra otros países y pueblos, en un nuevo reparto del mundo, mediante el desencadenamiento de la guerra mundial. La paz es, para el fascismo, el hundimiento seguro. El mantenimiento de la paz internacional da a las masas eclavizadas de los países fascistas la posibilidad de acumular fuerzas y prepararse para derribar la odiada dictadura fascista y permite al proletariado internacional ganar tiempo para lograr la unidad de sus filas, para establecer el frente común de los partidarios de la paz y para levantar una barrera infranqueable contra el desencadenamiento de la guerra.
Cuando el VII Congreso caracterizó al fascismo como promotor de la guerra, señalando el peligro creciente de una nueva guerra imperialista y la necesidad de crear un potente frente único de lucha contra el fascismo, hubo no poca gente, incluso dentro del movimiento obrero, que no se recató en decir que nosotros, los comunistas, asignábamos al fascismo ese papel e hinchábamos el peligro de una guerra, pura y simplemente, porque así convenía a nuestros designios de propaganda. Unos lo hacían conscientemente en interés de las clases dominantes, otros, porque su miopía política no les permitía ver más allá. Pero los dos años transcurridos desde entonces han demostrado con harta elocuencia cuán absurdas eran esas imputaciones. Hoy, tanto los amigos, como los enemigos de la paz hablan ya abiertamente del peligro inminente de una nueva guerra mundial. Y nadie, que esté en su sano juicio, duda tampoco que los promotores de la guerra son precisamente los gobiernos fascistas. En algunos países, la guerra es una realidad. Hace ya un año que los invasores italianos y alemanes hacen la guerra al pueblo español, a la vista del mundo entero. Y, después de haberse anexionado la Manchuria, las tropas fascistas japonesas vuelven a atacar al pueblo chino y libran ya en el Norte de China una nueva guerra.
Manchuria, Abisinia, España, el Norte de China son otras tantas etapas hacia la nueva guerra de rapiña del fascismo. No se trata de actos aislados. Los agresores fascistas y los incendiarios de la guerra forman un bloque: Berlin-Roma-Tokio. El tratado “anti-Comintern” germano-japonés –que es, como se sabe, de hecho, un tratado de carácter militar, al que se ha adherido también Mussolini- se aplica ya en la práctica. Bajo la bandera de la lucha contra el Comintern, contra el “peligro rojo”, los conquistadores alemanes, italianos y japoneses se esfuerzan por ocupar, mediante guerras parciales, posiciones militares estratégicas, nudos de comunicaciones terrestres y marítimas y fuentes de materias primas para la industria de armamentos que les permitan desencadenar la nueva guerra imperialista.
No hay que engañarse, esperando a la declaración formal de guerra, sin ver que la guerra está ya ahí. En su interviú con Roy Howard, en marzo de 1936, decía el camarada Stalin:”La guerra puede estallar en el momento menos pensado. Hoy, las guerras no se declaran. Comienzan, sencillamente”.
Los acontecimientos de estos últimos años confirman palmariamente la verdad de esta tesis. El Japón rompió las hostilidades contra China y se anexionó la Manchuria sin una declaración oficial de guerra; Italia no declaró la guerra al pueblo abisinio para atacarle y anexionarse su territorio, y Alemania e Italia pelean contra la República Española, sin haberle declarado la guerra.
Sabido es que los pueblos no quieren la guerra y que una serie de Estados no fascistas se hallan interesados, dentro de las condiciones actuales, en el mantenimiento de la paz. ¿En qué basan, entonces, sus cálculos los promotores fascistas de la guerra? Todas las experiencias, que hoy poseemos, después de la campaña de conquista de la pandilla militar nipona contra la Manchuria y del fascismo italiano contra Etiopía, indican inequívocamente que el bloque de los bandoleros, formado por los usurpadores del poder en Alemania, el Japón e Italia, aspira, para llevar a cabo sus planes de guerra, a lo siguiente:
primero, impedir una actuación conjunta de los Estados interesados en el mantenimiento de la paz;
segundo, evitar que se establezca la unidad de acción del movimiento obrero internacional, que se forme un potente frente único mundial contra el fascismo y la guerra;
tercero, fomentar el trabajo de zapa de los espías y agentes saboteadores en la Unión Soviética, que es el baluarte más importante de la paz.
En esto basan sus cálculos, fundamentalmente, los fascistas.
Y, en efecto, los agresores fascistas e incendiarios de la guerra trabajan con insistencia y de mutuo acuerdo en estas tres direcciones. Presionan a los Estados del Occidente de Europa, amenazando sus intereses territoriales. Preparan una agresión contra la Unión Soviética. Especulan ampliamente con la prudencia de los elementos gobernantes de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Con la propuesta de llegar a un acuerdo entre sí respecto al saqueo de los pequeños Estados, de España y de China, intentan por todos los medios ganarse los favores de los conservadores ingleses y de una serie de personajes liberales y del Partido Laborista, para desligar a Inglaterra de Francia y de los demás países democráticos.
Presentando perspectivas tentadoras del mismo género, hacen esfuerzos increíbles por llegar a un acuerdo con los reaccionarios franceses, sobre la base de que Francia renuncie al pacto franco-soviético, con lo cual la Unión Soviética se vería aislada. Los Estados fascistas han abandonado la Sociedad de las Naciones con objeto de tener las manos libres para sus agresiones. Intimidan a los Estados débiles con amenazas de un ataque desde fuera y con la organización de conspiraciones y disturbios dentro. Los incendiarios fascistas de la guerra utilizan a los traidores y, especialmente, a los trotskistas, para una labor de zapa y de desorganización en las filas del movimiento obrero, para hacer fracasar el Frente Popular en España y en Francia. La reciente intentona de Barcelona ha demostrado bien claramente como los fascistas, que manejan los hilos de las organizaciones trotskistas, las utilizan para apuñalar al Frente Popular por la espalda. Y los actos de los adversarios de la unidad del proletariado internacional en las filas de la Segunda Internacional y de la Unión Sindical Internacional son aprovechados también magníficamente por los incendiarios fascistas de la guerra, que laboran diligentemente y reclutan agentes en todas partes.
La Unión Soviética se ha cruzado m´s de una vez en el camino de los planes bélicos de los agresores fascistas, con su política consecuente y resuelta de paz. Y se puede afirmar, sin incurrir en ninguna exageración, que hace ya mucho tiempo que la humanidad se habríha visto empujada a la más espantosa de las guerras, si la Unión Soviética no hubiese seguido su política tenza e inflexible de paz y si no hubiese existido su glorioso Ejército Rojo.
Pero, si los agresores fascistas tropiezan con la debida resistencia por parte de la Unión Soviética, que al proceder así, no obra solamente en interés del pueblo soviético, sino en interés de toda la humanidad trabajadora, no podemos decir lo mismo en lo que a los países de democracia burguesa se refiere. Aquí, nos encontramos –como lo demuestra claramente el ejemplo de España y China- con que los elementos dirigentes de los Estados occidentales no fascistas más importantes favorecen, directa o indirectamente, las intenciones del bloque fascista.
¿Acaso no fue favorecer a los incendiarios fascistas de guerra el tolerar que los militaristas japoneses se anexionaran la Manchuria? ¿Acaso no fue espolear al agresor fascista el hecho de no oponer una resistencia resuelta a la sangrienta campaña de Mussolini contra el pueblo abisinio? ¿Acaso toda esa farsa de la “No intervención” en los asuntos de España, que se está representando desde hace ya un año, bajo la dirección del gobierno inglés, acaso las negociaciones que se están llevando a cabo para el reconocimiento de Franco como “potencia beligerante” no son, de hecho, actos que alientan la guerra de los Estados fascistas contra la República española? ¿Acaso esa actitud benevolente para con los cínicos conquistadores del Norte de China no es el estímulo más indignante para la desenfrenada pandilla militar japonesa, que pretende esclavizar al gran pueblo chino? ¿Cómo los pueblos de Inglaterra, de Francia, de los Estados Unidos, los pueblos de los demás países no fascistas pueden contemplar tranquilamente estos hechos? ¿Cómo pueden tolerar que se siga esta conducta sistemática de condescendencia y aliento hacia la agresión fascista, que allana a los incendiarios fascistas de una nueva guerra mundial el camino para sus crímenes monstruosos?
A la luz de estos hechos, se ve todavía más claramente cuán enorme es la responsabilidad histórica que recae sobre los círculos y los dirigentes de la Internacional Obrera Socialista y de la Internacional Sindical de Ámsterdam que entorpecen obstinadamente el establecimiento de la unidad de acción del proletariado internacional, la aplicación de una política internacional conjunta y coordinada contra los incendiarios fascistas de la guerra por parte de las organizaciones del proletariado internacional y la formación de un poderoso frente internacional de la paz.