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OBRAS ESCOGIDAS DE STALIN EN 1 TOMO


Dejamos para descargar las obras escogidas de Stalin en 1 tomo, digitalizada de una editorial albanesa



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Discurso del SG del CC del KKE, Dimitris Koutsoumpas, en una mesa redonda sobre “Los peligros del fascismo en Europa”

9 de mayo de 2014

Estimados amigos y camaradas,

Hace 69 años, en este mismo día, la Bandera Roja fue alzada en Reichstag señalando la victoria de una batalla gigantesca de los pueblos, con la Unión Soviética y los comunistas de Europa en la vanguardia, contra la ideología más horrible e inhumana, la ideología y la práctica fascista, nacida por el propio capitalismo que llevó a la maximización de la explotación del hombre por el hombre, al nadir absoluto de la existencia humana.

Millones de personas se sacrificaron en esta batalla, en los campos de batalla y en los inhumanos campos de concentración. Hoy día rendimos honor a todos los que perdieron la vida en las trincheras, en los campos de batalla, a los que desafiaron a los pelotones de fusilamiento. Leningrado y Stalingrado en Rusia, Kokkiniá y Kesarianí en Grecia están impresas en la memoria de los pueblos, igual que miles de lugares donde se determinó el resultado de esta dura batalla, lugares que fueron marcados por la barbarie del capitalismo, por un lado, y por otro lado la grandeza de la lucha popular contra esta criatura capitalista, el fascismo.

Casi 70 años después, algunos están haciendo todo lo que es posible para extinguir la llama de la verdadera historia que fue escrita con la sangre de los pueblos. Están haciendo todo lo que es posible para distorsionar la historia, para justificar de manera directa o indirecta la brutalidad fascista. En esta propaganda negra de las mentiras los centros imperialistas, y en primer lugar la UE, juegan un papel protagonista. La UE incluso transformó el 9 de mayo, que es el Día de la Victoria Antifascista de los Pueblos, en “Día de Europa”, tratando de borrar de la memoria de los pueblos de Europa el carácter antifascista de este aniversario. En esta misión ideológica y política calumniosa y sucia no dudan en equiparar el fascismo con el comunismo. Al mismo tiempo, la UE, igual que los EE.UU., no dudan en confiar y apoyar a las fuerzas reaccionarias más oscuras que ascendieron al gobierno de Ucrania a través de un golpe, como había sucedido anteriormente en los países bálticos, con el fin de promocionar sus intereses geopolíticos en la región de Eurasia. En los últimos 25 años, después del derrocamiento del socialismo y la disolución de la URSS, se lleva a cabo un sistemático “lavado de celebro” ideológico anticomunista a través del cual las “legiones SS” y los demás grupos armados profascistas han sido presentados como “liberadores” del país del bolchevismo.

Sin embargo, por mucho rencor que tengan, por mucha tinta que gasten, la realidad objetiva no se puede alterar. 69 años después del fin de la II Guerra Mundial millones de personas en todo el mundo aprecian la contribución del movimiento comunista con sacrificios sin precedentes para la derrota del fascismo. La fuerza básica de esta lucha titánica, el alma y el líder fueron los partidos comunistas, encabezados por el partido de los bolcheviques. Millones de comunistas sacrificaron incluso su vida para un mundo mejor.

El sistema capitalista, los antagonismos, que inevitablemente se manifiestan entre los imperialistas y los monopolios, deben ser impresos y estigmatizados en la conciencia de los pueblos como los responsables para las dos guerras mundiales, para los millones de muertos, discapacitados, para las personas expulsadas de sus hogares. No han dudado en cometer cualquier crimen con el fin de servir a las ganancias, el predominio y el poder capitalista. Esta realidad es aún más vigente hoy, dado que los antagonismos y los conflictos entre sí se están intensificando.

Doménico Losurdo sobre Stalin


Doménico Losurdo. Stalin: historia y crítica de una leyenda negra, Barcelona, El viejo Topo, 2011.
Jaime Ortega Reyna
No hay duda de que Doménico Losurdo, filósofo italiano de gran trayectoria, es uno de los intelectuales más interesantes y polémicos del medio marxista de su país. En español apenas algunas obras han sido traducidas: en Argentina se publicó su trabajo sobre Heidegger y el concepto de comunidad; y recientemente una serie de ensayos sobre las revoluciones en Rusia y China[1]; en España se tradujo su trabajo sobre el Lenguaje del Imperio, su Contra-historia del liberalismo y muy recientemente un trabajo sobre Kant. En México la revista Dialéctica ha publicado algunos artículos de su autoría que merecen la pena ser leídos para comprender el contexto del texto que aquí reseñamos[2]. Además de estos trabajos, Losurdo ha ganado relevancia por su profundo conocimiento de la situación de la China actual, pero también por sus trabajos filosóficos sobre Hegel, Nietzsche, Gandhi y Marx sólo publicados en Europa. Tristemente su trabajo sobre Gramsci no ha sido traducido al español, aun cuando data de finales de los años noventa.
            Pues bien, recientemente la conocida editorial el Viejo Topo ha decidido publicar el que quizá sea el más polémico de todos sus trabajos: un libro de revisión historiográfica en torno a la figura de Stalin. Dicho libro, publicado en Italia en 2008, levantó un revuelo impresionante en la prensa y los medios académicos y políticos de izquierda[3]. Dicha polémica podría ocupar todo un artículo sobre las tendencias actuales de la izquierda italiana. Sin embargo en esta modesta reseña apuntamos algunos de los principales nudos problemáticos que el libro de Losurdo afronta, tomando en cuenta las dos reseñas más importantes en español: la de Salvador López Arnal aparecida en varias entregas en Rebelión y la del también prolífico y reconocido intelectual italiano Antonio Infranca publicada en la revista Herramienta .
            Stalin ha sido la figura negra del comunismo a nivel mundial. Para Losurdo, gran parte de la historiografía que se construye en torno a su figura adolece de serías deformaciones, no sólo en un plano metodológico o académico, sino francamente asumen la forma de mentiras o difamaciones, que se han trasmitido y se seguirán trasmitiendo como lugar común, lo que ha resultado en una historiografía poco crítica o, insistimos, francamente fantasiosa de algunos momentos de la historia. El clímax de dichas deformaciones es el intento, constante, repetido y apabullante que equipara a Hitler y el fascismo, con Stalin y el comunismo.
Losurdo demuestra las falsedades de “lugares comunes” en la historiografía, enumeramos algunos de ellos:
1) La supuesta “crisis” inmediata a la invasión alemana, que presenta a un Stalin golpeado emocionalmente ante la traición de su “aliado”, lo cual se orienta hacia una devaluación de su papel como dirigente del Estado que venció al nazismo, en gran medida sin la ayuda de occidente que se negó, sistemáticamente, a la apertura del segundo frente, lo que resultó en terribles pérdidas humanas y materiales para el país de los soviets.

Carta de Ivanov y la excelente respuesta de Stalin


Un cruce de mensajes entre Ivanov y Stalin en 1938, vemos una visión de la realidad externa e interna de la URSS de entonces, gracias a las enseñanzas del marxismo leninismo, de las cuáles podemos aprender mucho a día de hoy.





Carta de Ivanov al camarada Stalin


Al Camarada Stalin
de parte de Ivanov, propagandista
titular del Comité de Sector de la
Juventud Comunista Leninista de la URSS
en Manturov (región de Kursk).

Estimado camarada Stalin,

Le ruego encarecidamente de aclararme la siguiente cuestión:

Aquí donde me encuentro, así como en el Comité regional de la Juventud Comunista, existen dos maneras de concebir la victoria definitiva del socialismo en nuestro país, o más bien se confunde el primer grupo de contradicciones con el segundo. En las obras de usted sobre el destino del socialismo en la Unión Soviética se habla de dos grupos de contradicciones: las internas y las externas.

En cuanto al primer grupo de contradicciones está claro que las hemos resuelto: el socialismo en el interior del país ha triunfado.

Quisiera tener una respuesta acerca del segundo grupo de contradicciones, es decir, las que existen entre el país del socialismo y los países capitalistas. Usted señala que la victoria definitiva del socialismo significa la solución de las contradicciones externas, la completa garantía contra la intervención, y por consecuencia, contra la instauración del capitalismo. Sin embargo, este grupo de contradicciones puede ser resulto solamente mediante los esfuerzos de los obreros de todos los países.

También el camarada Lenin nos enseñaba que “se puede vencer definitivamente sólo a escala mundial, sólo mediante los esfuerzos unidos de los obreros de todos los países”.

En el curso de propagandistas titulares en el Comité regional de la Juventud Comunista de la URSS yo dije, basándome en las obras suyas, que la victoria del socialismo puede ser definitiva solamente a escala mundial; pero los militantes del Comité regional, Urogenko (primer secretario del Comité regional de la Juventud Comunista) y Kazelkcov (instructor de propaganda) califican mi intervención de “salida trotskista”...


El dirigente del Partido comunista de la Federación Rusa habla sobre el camarada STALIN

Dejamos esta entrevista al camarada Ziuganov dirigente del Partido Comunista de la Federación Rusa en el homenaje que se hizo al camarada Stalin.


Lo que no te contarán los libros de texto sobre el joven Stalin

TintaRoja
La verdad histórica sobre Stalin está muy distorsionada. Las publicaciones, incluidos los libros de texto que se utilizan en los institutos, tergiversan completamente su figura hasta convertirlo en un persona sin escrúpulos con afán de personalismo que aplasató a todos los opositores por hacerse con el poder. Pero, en el aniversario de su muerte, cabe preguntarnos: ¿qué verdad hay en todo esto?
El 5 de marzo de 1953 a los 75 años de edad moría Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin, tras una vida marcada por la intensidad y tenacidad en la lucha por la construcción de la sociedad socialista en la Unión Soviética y el resto del globo. Es harto complicado, en un artículo breve de estas características, hablar sobre la figura histórica de uno de los personajes más calumniados y distorsionados de nuestra historia. A través de este artículo no se trata pues de hacer una exaltación abstracta de su figura, ni hacer un repaso de su papel en la edificación del socialismo en la URSS ni en la Segunda Guerra Mundial, sino situarnos en sus primeros años como joven revolucionario y comunista, período en el que se forjaría como bolchevique.
El papel que tuvo Stalin hasta el triunfo de la Revolución de Octubre ha sido otro episodio más de su vida intoxicado, ocultándolo y haciéndonos creer en el imaginario colectivo que su actividad militante y su ascensión fue motivo de intrigas y no de su capacidad valorada colectivamente, frente a la gran capacidad y papel central que ocuparon otros dirigentes de los episodios de Octubre, especialmente uno de ellos y de cuyo nombre no me quiero acordar. Remontémonos, brevemente, a su militancia juvenil.
Nacido en Georgia en 1878, hijo de un zapatero y una lavandera humildes, pronto empezó a destacar en sus estudios dentro de la escuela parroquial de Gori, lo que le permitió estudiar becado en el seminario de Tiflis, una institución ligada a la Iglesia ortodoxa y única posibilidad de acceder a estudios superiores que tuvo. Sin ser nunca un intelectual, fue conocido por su pasión por la lectura y la teoría del marxismo, un devorador de libros señalan algunos historiadores que han trabajado de manera más seria su figura, incluyendo libros que en ese momento estaban prohibidos.
Fue en este seminario donde Stalin comenzó a tener un contacto mucho más estrecho con los primeros círculos socialdemócratas que se estaban constituyendo de manera clandestina en Georgia con grandes lotes de liderazgo en los círculos de estudio, donde conoce de primera mano la amplia literatura de Marx, Engels y primeros escritos de Lenin. Su actividad militante llegó a un punto de clara contradicción con la institución en la que estudiaba, siendo expulsado del seminario en 1899, apenas con 20 años. Desde ese momento, quedaría ligado de por vida a la causa de la liberación de la clase obrera internacional y el pueblo georgiano.
La Rusia zarista, fundamentalmente caracterizada por un país feudal con una alta extracción de campesinos pobres, protagonistas de numerosas revueltas, iba a la par desarrollando su economía capitalista, desarrollando la clase social que estaba llamada a sepultar a las clases explotadoras: la clase obrera. El número de huelgas y pequeñas revueltas iba parejo al aumento de la miseria y explotación del pueblo. Stalin participó en numerosa de éstas, siendo en gran medida impulsor y organizador de las mismas, especialmente la de los talleres ferroviarios de Tiflis.
A inicios del siglo XX, ya en contacto con Lenin y difundiendo el ilegal periódico socialdemócrata Iskra, formará parte del núcleo dirigente junto con Ketsjoveli y Tsulukidze de la organización de Tiflis del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Comienza su vida en la clandestinidad, teniendo que abandonar su trabajo en el observatorio físico de Tiflis. Poco tiempo después se traslada a Batum, región próxima a Turquía. Allí es destacado rápidamente como dirigente del Comité de Batum del POSDR por su perfil militante y alto trabajo que realizó desde el primer momento con los obreros más avanzados. Lideraría grandes marchas y huelgas obreras en la región, como las del 8 y 9 de marzo de 1902, y sufriría con sangre y fuego las cadenas del zarismo. Por liderar estas protestas, donde además murieron 15 trabajadores y detenidos más de medio millar de manifestantes, sería mandado a prisión cerca de dos años.
Su actividad política y estudio del marxismo no cesó entre rejas y las puertas del destierro se abrieron. En Siberia Oriental consigue evadirse de la deportación y regresa a Tiflis para continuar con la organización del POSDR. Llegado el momento de la inevitable escisión, Stalin no dudó en adherirse a los bolcheviques de manera activa. Seguiría sufriendo las consecuencias de la represión zarista, sufriendo cárcel y destierro en numerosas ocasiones. Su activo papel en las tareas de la revolución en Rusia estaría en los más altos niveles.
Tal es así que en los albores de la Revolución de Octubre, con un Stalin que se acercaba a los 40 años de edad, ocupaba importantes cargos entre los bolcheviques. Director del Pravda, miembro de los máximos órganos de dirección política, así como de la comisión dedicada a los asuntos militares del partido responsable de la dirección de la insurrección. Tras el triunfo de los bolcheviques, su papel lejos de disminuir, aumentó.
Con esta pequeña aproximación a su biografía, lejos quedan las injurias sobre su figura que señalan el prácticamente nulo y oculto papel previo a la muerte de Lenin. La realidad y la historia son tozudas y acaban imponiéndose a la falsificación y a la mentira. Es deber de la juventud conocer y estudiar la historia en toda su amplitud, no de una manera retórica, no para exaltar gratuitamente figuras y episodios, sino para hacer un frío y científico análisis de la realidad que nos permitan conocer el qué, por qué, cuándo, dónde y cómo.
Bibliografía consultada:
Ludo Martens, Otra mirada sobre Stalin
Carlos Hermida, Cuestiones sobre Stalin
John Reed, 10 días que estremecieron al mundo
Ediciones Tinta Roja, Stalin obras completas en 16 tomos, Tomo I y II

Carta de Molotov al PCUS despues del XX congreso

A mis camaradas del Presídium
De V. Molotov


Una vez concluido el XX Congreso del Partido quiero advertir a mis colegas del peligro con que nos enfrentamos como resultado de nuestras acciones. Hablo libremente porque, como es bien sabido, acepté la decisión colectiva, denuncié mis propias ideas, expresadas con anterioridad y me uní a un esfuerzo que, no puedo ocultarlo, sigo considerando como aventurerismo derechista.
Recordemos las discusiones que han tenido lugar durante los años pasados y que han culminado ante el Congreso.
Algunos de nuestros camaradas adoptaron la siguiente posición:
1. En una reacción prolongada de la guerra de Corea, los Estados Unidos estaban dedicando sus esfuerzos de un modo primordial al desarrollo de un anillo de pactos militares.
2. Estos pactos eran impopulares y al mismo tiempo ineficaces. Los pueblos de los países afectados deseaban la paz, el desarrollo económico y un creciente desarrollo nacional, así como una posición mejor para sus naciones.
3. Por tanto, era el momento oportuno para asociarnos con estos sentimientos emocionales y desbordar a los americanos.
Yo encabecé a los que adoptaron una posición opuesta, entre los que se contaban los más experimentados de entre nosotros en esas cuestiones. Manteníamos la siguiente posición:
a) La táctica propuesta fortalecería a los Gobiernos burgueses existentes, concedería tiempo a dichas naciones para organizarse y fomentaría una fase prolongada de desarrollo burgués.
b) La influencia que obtendríamos con una táctica semejante sería superficial y no podría traducirse en una toma del poder seria par parte de los comunistas.
c) La táctica necesaria del Frente Popular dentro de esos países haría imposible el desarrollo de la táctica de guerrillas e infiltración que es la única que promete éxito en esas zonas.
d) Podríamos vernos arrastrados a una competencia económica costosa en un momento en que nuestros recursos son altamente necesarios para finalidades militares y económicas dentro de la Unión Soviética.
La única esperanza que cabía hacerse consistía en que sin ayuda americana esos países, con sus estúpidos métodos burgueses, fracasarían, en sus planes económicos y se volverían hacia nosotros.
Repito que considerábamos la táctica propuesta como una negación de todas las lecciones de nuestra experiencia, desde la victoria de Lenin, en octubre, a nuestro triunfo diplomático en Ginebra, en 1954, en la cuestión de Indochina. Hasta ahora nuestro movimiento no ha confundido nunca los síntomas superficiales del poder y de la influencia con su esencia. En último análisis, el poder es una cuestión de control físico, y la política propuesta no promete en modo alguno el control físico. Al contrario, hace más difícil el problema de su adquisición.
Como sabéis muy bien, ninguno de las que abogaban por la política propuesta fue capaz de explicarnos cómo se pasa de los pactos económicos y de los collares de flores para nuestros colegas a la adquisición seria del poder. Pero nuestro inteligente y flexible camarada Mikoyan dejó bien sentada la cuestión con sus dos famosas proposiciones:
1. Lo que es malo para los Estados Unidos es bueno para la Unión Soviética.
2. Mikoyan puede obtener beneficios de la ayuda económica soviética.
Estos dos conceptos superficiales y, si se me permite, casi cosmopolitas, dejaron bien sentada la cuestión; y nos unimos todos para enunciar las doctrinas del XX Congreso: coexistencia prolongada, frentes populares y todo la demás.
¿Por qué vuelvo ahora a estas cuestiones dolorosas, tras de haber aceptado de buena gana la decisión colectiva? Lo hago porque en este momento creo que bien pronto veremos cómo se dispara la trampa americana sobre nosotros. Estamos comprometidos en esas posiciones y políticas altamente fluidas. Cada día llevamos a cabo algunas medidas, y fortalecemos en algún modo a Gobiernos no comunistas sobre los que no tenemos ningún control real. En tanto que los americanos prosiguen su política actual podemos influir indudablemente sobre esos Gobiernos, para que actúen en nuestro interés. ¿Pero están obligados los americanos a seguir concentrándose estúpidamente en sus pactos militares? ¿Son sus círculos dirigentes (que pueden achacar los cambios a excusas tan absurdas como unas elecciones a la opinión pública mercurial), son sus círculos dirigentes -os pregunto- incapaces de cambiar su política económica exterior? Y si lo hacen, ¿qué controles dignos de confianza poseemos sobre los Gobiernos medioorientales y asiáticos para asegurarnos de que, una vez fortalecidos, no volverán a adherirse al bloque americano?
Siempre hemos sabido que el margen de éxito o fracaso del segundo plan quinquenal indio era una cuestión de unos cuantos miles de millones de dólares en divisas extranjeras. Esto llegó a excitar incluso a algunos de nuestros camaradas. Recordad que sólo con grandes esfuerzos logré persuadir a algunos camaradas para que no hiciesen de este plan un éxito de Nehru prestándole ese dinero. Pero, ¿creéis que los americanos, que han estado fingiendo estupidez en esta cuestión, son incapaces de realizar la oferta ahora, una vez que nos hemos lanzado al aventurerismo derechista? El dinero significa poco para ellos; y si prolongan el auge del automóvil, como nos decía ese gran experto en capitalismo americano que es Mikoyan, tendrán que hacer préstanos al extranjero en el próximo año si quieren mantener el pleno empleo.
Y lo mismo puede decirse de Birmania, Indonesia, Pakistán y -tomad nota de mis palabras- de Oriente Medio.
Camaradas: estamos jugando con fuego burgués y acabaremos por quemarnos. Se nos ha tendido un cepo. Bien pronto los americanos volverán a esas zonas pobres con dinero, técnicos e intereses y misioneros; y los pueblos estarán contentos al volverles a ver. La India obtendrá Goa con apoyo americano y con un gran crédito para América gracias a la inteligencia de Dulles. Pronto tendremos que volver a los principios auténticos de Lenin y Stalin- sí, de Stalin- y más nos valdría empezar a pensar sobre lo que tendríamos que hacer en ese caso.

V. Molotov, 29 de febrero de 1956

Stalin, Churchill y Truman hablan sobre Franco y España, Postdam, julio de 1945

Churchill y las naranjas de España


STALIN: Es necesario examinar la cuestión del régimen de España. Nosotros los rusos consideramos que el presente régimen de Franco en España fue impuesto por Alemania e Italia y que entraña grave peligro para las naciones unidas amantes de la libertad. Opinamos que será bueno crear condiciones tales que el pueblo español pueda establecer el régimen que elija.

CHURCHILL: Estamos debatiendo aún las cuestiones que incluir en la agenda. Convengo que la cuestión de España debería ser comprendida en ella.

el día 19 de Julio cuando el tema de España estaba en la orden del día

TRUMAN: ¿Desea el generalísimo hablar sobre la cuestión?

STALIN: Se han distribuido copias de la propuesta. No tengo nada que añadir a lo que allí se expresa.

CHURCHILL: Señor presidente, el gobierno británico siente odio contra Franco y su gobierno. Donde veo alguna dificultad en adoptar el borrador propuesto por el Generalissimo es su punto primero que trata de la ruptura de toda relación con el gobierno de Franco, que es el gobierno de España. Creo que, considerando que los españoles son orgullosos y más bien sensibles, semejante medida causaría el efecto de unir a los españoles en torno de Franco, en vez de apartarlos de él. […] Por lo que toca a los países que han sido liberados en el curso de la guerra, no podemos permitir que se establezca en ellos un régimen fascista o tipo Franco. Pero aquí tenemos un país que no tomó parte en la guerra, y por eso es por lo que soy contrario a interferir en sus asuntos internos. El gobierno de su Majestad necesitará debatir muy detenidamente esta cuestión antes de decidir romper relaciones con España.

TRUMAN: No tengo ninguna simpatía al régimen de Franco, pero no deseo tomar parte en una guerra civil española. Ya estoy harto de guerra en Europa. Nos alegraríamos mucho de reconocer otro gobierno en España en vez del gobierno de Franco, pero pienso que es una cuestión que ha de resolver la propia España.

STALIN: ¿Es decir que no habrá cambios en España? […] No estoy proponiendo ninguna intervención militar, ni que desencadenemos una guerra civil en España. Deseo solamente que el pueblo español sepa que nosotros, los dirigentes de la Europa democrática, adoptamos una actitud negativa respecto al régimen de Franco. A menos que lo declaremos así, el pueblo español tendrá motivo para pensar que no somos contrarios al régimen de Franco. Podrán decir que, dado que hemos dejado en paz al régimen de Franco, esto significa que lo apoyamos. La gente entenderá que hemos aprobado, o dado nuestra bendición tácita, al régimen de Franco. Esto constituye un grave cargo contra nosotros. No me agrada estar entre los acusados.

CHURCHILL: Ustedes ya no tiene relaciones diplomáticas con el gobierno español y nadie podrá acusarle de lo que dice.

STALIN: Pero lo que si tengo es el derecho y la posibilidad de plantear la cuestión y resolverla. Todo el mundo cree que los tres grandes pueden resolver estas cuestiones. Yo soy uno de los tres grandes ¿Es que no tengo derecho a decir nada sobre lo que está pasando en España acerca del régimen de Franco y el grave peligro que representa para el conjunto de Europa? Cometeríamos una grave falta si ignorásemos esta cuestión y no dijéramos nada sobre ella.

CHURCHILL: Todo gobierno es dueño de expresar sus ideas por su cuenta. Nosotros tenemos antiguas relaciones comerciales con España, que nos proporciona naranjas, vino y otros productos a cambio de nuestras propias mercancías. Si nuestra intervención no diera los frutos deseados, yo no querría que este comercio padeciera daño. Pero, al propio tiempo, comprendo totalmente a actitud adoptada por el Generalissimo Stalin. Franco tuvo el valor de enviar su división azul a Rusia, y entiendo muy bien la posición rusa. España, empero, no nos ha hecho nada a nosotros, ni siquiera cuando podía hacerlo en la bahía de Algeciras. Nadie duda que el Generalissimo Stalin odia a Franco y opino que la mayoría de los británicos comparte su pensar. Sólo deseo subrayar que nosotros no hemos sido perjudicados por él por ningún concepto.

STALIN: No es cuestión de perjuicios. Por lo demás, creo que Inglaterra también ha sido perjudicada por el régimen de Franco. Durante mucho tiempo, España puso su costa a la disposición de Hitler para que la usasen sus submarinos. Puede usted decir, por tanto, ha sufrido daños causados por el régimen de Franco en una forma u otra. Pero no deseo que este asunto se valore desde el punto de vista de algún perjuicio. Lo que importa no es la división azul, sino el hecho de que el régimen de Franco es una amenza grave para Europa. Por eso es por lo que creo que se debe hacer algo contra ese régimen. Si no es adecuada la rotura de relaciones diplomáticas, no insistiré en ella. Pueden encontrarse otros medios. Sólo tenemos que decir que no simpatizamos con el régimen de Franco y que consideramos justa la exigencia de democracia por parte del pueblo español; sólo tenemos que indicarlo y no quedará nada del régimen de Franco. Yo se lo aseguro. Propongo que los ministros de asuntos exteriores debatan si se puede encontrar otra forma más suave o flexible para hacer patente que las grandes potencias no apoyan al régimen de Franco.

TRUMAN: Me parece bien. Convengo en pasar el asunto a los ministros de asuntos exteriores.

CHURCHILL: Debo oponerme a esto. Creo que este es un asunto que debe ser resuelto en esta reunión.

STALIN: Claro que lo resolveremos aquí, pero que los ministros puedan examinarlo antes.

TRUMAN: Yo tampoco me opongo a pasar el tema a los ministros para su examen preliminar.

CHURCHILL: No lo considero conveniente, porque es un asunto de principios, es decir, de interferencia en los asuntos internos de otros países.

STALIN: Esto no es un asunto interno. El régimen de Franco es una amenaza internacional.

CHURCHILL: Todo el mundo puede decir esto del régimen de cualquier otro páis.

STALIN: No, no hay ningún régimen en país alguno como el de España. No queda régimen como ése en país alguno de Europa.

CHURCHILL: Portugal también podría ser condenado por tener un régimen dictatorial.

STALIN: El régimen de Franco fue instaurado desde el exterior, por medio de la intervención de Hitler. Franco se comporta de manera provocadora y da asilo a nazis. Yo no planteo ningún problema acerca de Portugal.

(…)

Fuente:

United States Department of State / Foreign relations of the United States : diplomatic papers : the Conference of Berlin (the Potsdam Conference), 1945, Volume I (1945)General questions, pp. 283-316 (parte dedicada a España desde la p-301)
 
 
Extraido de: http://socialismo-solucion.blogspot.com/

Problemas Economicos del socialismo en la URSS (STALIN) Libro Completo

Dejamos para descargar aqui este excelente libro del camarada Stalin

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Las purgas del PC(b) de la URSS en la década de 1930

Mario Sousa, 2001
Editado por Ella Rule, 2005
Stalin Society
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Inessa de la Torre

Ofrecemos a continuación algunas secciones de la traducción al castellano de un extracto editado del trabajo de Mario Sousa sobre "La lucha de clases en la Unión Soviética durante los treinta". Este extracto se centra en las purgas del PC (b) de la URSS y refuta muchas de las falsedades de seudo historiadores y propagandistas burgueses. La presente traducción se basó en la edición realizada por Ella Rule, que fuera presentada en la "Stalin Society".

Las purgas o expulsiones del Partido Comunista soviético durante la década de 1930 es el tópico favorito de los propagandistas burgueses. El problema es retomado de tiempo en tiempo en los medios de comunicación burgueses que le dan al público historias falsas y ajenas a la verdad sobre las purgas, los juicios políticos y la Unión Soviética de ese periodo. Su propósito es difamar al socialismo y a la Unión Soviética para así desmotivar a la gente de escuchar a los comunistas, de tal manera que acepten al capitalismo como algo eterno. Es por esto que es importante difundir la verdad sobre este capítulo de la historia de la Unión Soviética para contrarrestar las mentiras burguesas así como para entender las dificultades que enfrentaron los bolcheviques durante el periodo revolucionario de transición.
Hechos acerca de la década 1930
Comencemos dándole al lector una imagen de la Unión Soviética en la década de 1930, década decisiva en su historia. Entre otras cosas, en la década de los 1930 fue cuando se realizaron los dos primeros planes quinquenales y cuando se llevó a cabo la colectivización de la agricultura. El ingreso nacional aumentó de 29 millones de rublos en 1929 a 105 millones en 1938: un aumento de 360 por ciento en 10 años. ¡Un logro único en la historia de la industrialización! 
Durante la década de 1930, la producción de la Unión Soviética creció a un grado sin precedentes. A comienzos de 1930, el valor total de la producción industrial fue de 21 millones de rublos. Ocho años después, sin embargo, sobrepasó los 100 millones de rublos (ambas cifras a precios de 1926-27). ¡La producción industrial del país aumentó casi cinco veces en ocho años! A principios de 1930, el área sembrada con cultivos de varios tipos era de 118 millones de hectáreas. En 1938 alcanzó las 136.9 millones de hectáreas. Al mismo tiempo, se había completado la colectivización de la agricultura, superándose grandes problemas relacionados con la colectivización y la modernización. A principios de 1930, la Unión Soviética tenía 34,900 tractores; sin embargo, en 1938 contaba con 483,500. El número de tractores había aumentado casi catorce veces en ocho años. Durante este mismo periodo, el número de cosechadoras aumentó de 1,700 a 153,500 y el número de segadoras de 4,300 a 130,800. 
En la década de 1930, el desarrollo cultural de la Unión Soviética también avanzó a grandes saltos. El número de estudiantes en todas las escuelas en 1929 era aproximadamente de 14 millones. En 1938, se incrementó a cerca de 34 millones, y en esa época, los alumnos matriculados en todo tipo de cursos, incluyendo los de tiempo parcial, sumaban alrededor de más de 47 millones. Casi un tercio de todos los ciudadanos había sido incorporado al sistema educativo. A inicios de la década de 1930, el analfabetismo en la Unión Soviética todavía se mantenía en un 33 por ciento (comparado con el 67 por ciento en 1913). Para 1938, el analfabetismo había sido completamente erradicado. Durante este periodo, el número de estudiantes de educación superior se triplicó, de 207,000 a 601,000. El número de bibliotecas en 1938 era de 70,000, superior a los 40,000 de 1933. En 1938, el número de libros en estas bibliotecas alcanzó la impresionante suma de 126 millones, comparados con los 86 millones que tenían en 1933. Durante los treinta, fue implementada otra medida, que demostraba la fortaleza ideológica y material de la Unión Soviética así como su compromiso con la igualdad de sus ciudadanos: específicamente, la introducción de la obligación de que toda la educación escolar primaria debía impartirse en los idiomas de las diferentes nacionalidades. Esto requería una gran cantidad de trabajo en el frente cultural y la producción de un gran número de libros nuevos, libros de texto y otros materiales de enseñanza en diferentes idiomas, algunos de los cuales ni siquiera existían de forma escrita. 
Este fue el marco en el que se dio lucha de las clases en la Unión Soviética en la década de 1930 y debe tenerse en cuenta al leerse este folleto.
Las purgas de la década de 1920 

Stalin: Carta al Komsomol oponiéndose al culto a la personalidad

Carta enviada por Stalin al Komsomol, en 1938, haciendo referencia a las “Ediciones para niños”, criticando el culto a la personalidad que apareció en un libro sobre su infancia:
Soy contrario a la publicación de las ‘Historias de la infancia de Stalin’. El libro está plagado de una masa de contra-verdades fácticas, de alteraciones, de elogios inmerecidos. Los aficionados a los cuentos, los narradores de bobadas (quizá narradores de bobadas de buena fe), los aduladores, han inducido al autor a error. Es una lástima para el autor, pero así son los hechos.
Pero eso no es lo esencial. Lo esencial es que el libro tiene tendencia a sembrar en la conciencia de los jóvenes soviéticos y de la gente en general, el culto a la personalidad, del jefe, del héroe infalible. Es peligroso y nocivo. La teoría del héroe y de la muchedumbre no es una teoría bolchevique sino eserista. Los héroes hacen al pueblo, transforman la muchedumbre en pueblo, dicen los eseristas. El pueblo hace a los héroes, responden los bolcheviques a los eseristas. El libro lleva agua al molino de los eseristas. Todo libro de este tipo llevará agua al molino de los eseristas, perjudicará nuestra causa bolchevique común.

Aconsejo quemar ese libro
 

Las Purgas del PCUS en 1930

Subimos un texto de Mario Sousa sobre la represiòn que se diò en la URSS en la decada de los 30 contra los contrarevolucionarios que intentaron derribar el poder sovietico.

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Stalin en el cine soviético

lenin Stalin en el cine sovietico
El líder comunista aparece como personaje en una cincuentena de películas de diferentes épocas y cinematografías a partir de 1937, año de la producción de Lenin v Oktyabre (Lenin en octubre) de Mijail Romm y Dimitri Vassiliev. Esta película fue rodada tan solo diez días después de su llegada al poder, con motivo del vigésimo aniversario de la revolución bolchevique.
El primer actor en tener el dudoso honor de interpretar al Generalísimo fue Semión Goldsthab. Al rodarse la secuela del film, fue sustituido por otro actor, parece que por mandato directo del propio Iósif Vissariónovich Stalin, que no había quedado satisfecho con el trabajo del intérprete.
Lenin v Oktyabre (sin subtítulos)
Durante el resto del periodo estalinista la URSS promovió un cine propagandístico muy curioso, pues el propio líder era parte importante  como personaje interpretado como un actor.
En Chelobek s Ruzhyom (El hombre de la pistola, 1938) dirigida por Serguéi Yutkevich y con Maxim Shtraukh  como Stalin, unos soldados hartos de la Primera Guerra Mundial, escribían una carta a Lenin pidiéndole que respondiese a la pregunta: “¿Cómo sería posible acabar con la guerra y volver a casa, contribuyendo a la felicidad universal?

Ese mismo año otro georgiano, Mijaíl Ciaureli,  realizó la primera de cuatro películas  con su compatriota como protagonista. Velikoi zarevo (El gran incendio) estuvo protagonizada por el actor que más veces encarnó a Stalin: Mijaíl Guelovani.  

El proletariado soviético ucraniano levantará muchas mas estatuas a sus líderes Marx, Engels, Lenin y Stalin y TOMARÁ EL PODER


Civilización Socialista

Estatua al gran Lenin en Nikopol, Ucrania.
En el Oblast-región de Sumy los proletarios orgullosamente defienden su estatua y TOMARÁN EL PODER.

Drama no seio da Revolução de Outubro (4)


Manoel de Lencastre
PCP
Avante

Trotsky pedira a demissão do seu cargo de Comissário para os Negócios Estrangeiros. O Comité Central parecia agonizar numa luta terrível para conseguir consenso durante o debate que levaria à designação dos camaradas que haviam de seguir para Brest-Litovsk e proceder, finalmente, à assinatura do Tratado com o governo alemão.


«Esta semana», disse Lénine, «a semana de 18 a 24 de Fevereiro de 1918 em que vimos a captura de Dvinsk e de Pskov, a semana em que se deu a ofensiva militar dos imperialistas alemães contra a República Socialista Soviética, foi aflitiva, revoltante, uma dolorosa lição, mas uma lição necessária, útil e benéfica!».

A assinatura do Tratado, essa pungente experiência, essa capitulação perante o imperialismo, realizou-se a 3 de Março. Mas então, tropas alemãs estavam já perto de Petrogrado, a Veneza do Norte, a cidade capital, princesa, filha e mãe da Revolução de Outubro. Já tinham entrado em Minsk e a capital da Ucrânia, Kiev, que os nacionalistas da Rada tinham atingido a 1 de Março veria a chegada dos alemães no dia seguinte. Quando o Tratado foi assinado, a linha de ocupação alemã traçava-se de Narva, no Báltico, até aos limites da fronteira Norte da Ucrânia. A desintegração entre as organizações e os governos locais que apoiavam a República Soviética era evidente. Pequenas revoluções em pequenas províncias perseguiam e assassinavam os partidários do governo leninista de Petrogrado. A resistência não criava raízes. Nascida na alma de revolucionários, logo se desfazia. Os alemães tinham pressa na eliminação daquilo a que chamavam ‘a influência vermelha’. A seu favor tinham destacamentos de cossacos e de nacionalistas de diversas categorias, todos unidos pelo ódio às novas perspectivas que o poder soviético anunciava e pelo medo de que as massas de ignorantes e de explorados enfim compreendessem o que estava em jogo e quebrassem as grilhetas que, apesar da Revolução de Outubro, ainda as mantinham cativas. Cativas, sim, de séculos de opressão e de sofrimentos, de séculos de obscurantismo!

O governo soviético tinha preparado a sua própria evacuação para Moscovo. Mas, aí, o Comité Regional partidário apressava-se em explicar que não estava de acordo com a política ou com a composição do CC a que presidia Lénine e que trabalharia para que este órgão supremo do partido fosse substituído. E confirmava, também, que os comunistas de Moscovo não se consideravam obrigados a obedecer às decisões relacionadas com a implementação do Tratado de Brest-Litovsk. Preferiam, como se verifica na sua «estranha e monstruosa» declaração considerar que o poder soviético era, na verdade, apenas formal, e achavam que a derrota os libertava para a tarefa de agitarem pela revolução em todos os países. Foi o próprio Lénine, evidentemente, quem considerou esta declaração como estranha e monstruosa.

A 8 de Março o Congresso do Partido confirmava que houvera necessidade de assinar o doloroso e humilhante tratado de paz. E que tal tivera de fazer-se devido à falta de um exército digno desse nome e para que se obtivesse um período de relativa acalmia antes de os imperialistas lançarem uma ofensiva geral contra a República dos Sovietes. E salientou-se: «Ataques militares contra a Rússia Soviética, vindos de Leste como do Ocidente, são inevitáveis. O Congresso, portanto, declara que a mais fundamental de todas as tarefas do Partido está em que toda a vanguarda do proletariado com consciência de classe se una ao poder soviético para que se adoptem as mais enérgicas, decididas, drásticas medidas com vista a melhorar a disciplina dos operários e dos camponeses, para explicar a inevitabilidade deste histórico caminhar da Rússia em direcção à guerra patriótica e socialista de libertação e para que sejam criadas em todo o país novas organizações de massas que se mantenham unidas por uma vontade de ferro, capazes dos maiores esforços no dia a dia da guerra e nos mais críticos momentos na vida de um povo. E para que toda a população adulta comece a familiarizar-se com os vários assuntos militares e ganhe conhecimentos de operações próprias de situações de combate. O Congresso está certo de que os passos já dados pelo poder soviético, tendo em conta o actual alinhamento de forças na arena mundial, se verificaram em clara harmonia com os interesses da revolução, inevitáveis e necessários».

O Tratado de Brest-Litovsk e as suas consequências (3)


Manoel de Lencastre
PCP
Avante

Regressemos agora um pouco atrás no tempo aos temíveis dias de antes da guerra civil, aos da assinatura do Tratado de Brest-Litovsk, aos da Rússia bolchevique cuja estrada para o socialismo se revelava sempre mais difícil enquanto os seus diversos inimigos se agrupavam, bem à vista do mundo inteiro, para assassiná-la.

Brest-Litovsk foi o campo lamacento onde a nova Rússia esperava garantir a paz, apesar de dolorosas concessões feitas, mas de onde surgiria a guerra. Na base da política leninista, o Decreto sobre a Paz proclamado na atmosfera da Revolução de Outubro era uma das pedras mais importantes. O líder revolucionário sabia que o novo governo bolchevique não teria condições de sobrevivência se a paz não fosse construída e assinada com os alemães. Como garantir que a paz vingasse e fosse consolidada? A nova Rússia, que pretendia avançar para o socialismo e modificar o mundo, não tinha aliados. Mas assumia-se que a revolução socialista pudesse eclodir na própria Alemanha. As condições de paz, entretanto, eram gravosas. Para garantir o fim da guerra e passar à reorganização da sociedade e à construção do socialismo, o novo governo presidido por Lénine não tinha alternativas. Era-lhe essencial assinar o Tratado de paz que os alemães apresentavam. Tinha de ceder a Polónia, a Lituânia, a parte ocidental da Letónia, territórios que os alemães haviam ocupado no decurso das operações militares da 1.ª Guerra Mundial e que integravam o império russo.

Trotsky, entretanto, como Comissário dos Negócios Estrangeiros do novo governo bolchevique e encarregado das negociações de paz, divisara uma outra política, aquela que ficaria conhecida como de nem paz nem guerra. A nova Rússia, assim, suspenderia as hostilidades e desmobilizaria o exército, mas não assinaria o Tratado. Ninguém ficaria a seu lado se pensasse em suspender a paz. Ninguém, nas forças armadas, voltaria a pegar em armas naquela situação trágica. Poucos, entre os largos e sempre vociferantes contingentes de operários e marinheiros que eram dos esteios mais fiáveis da Revolução, desejavam o regresso das hostilidades quando tinham derrubado séculos de estagnação e de miséria e já viam no horizonte as formas exuberantes e, às vezes, quase gentis da nova Rússia comunista. Mas Trotsky opunha-se a que se fizessem concessões de territórios ou quaisquer outras ao imperialismo. Não lhe saía do imaginário a possibilidade de que a Revolução de Outubro conduzisse, rapidamente, à revolução mundial e ao caos entre as nações imperialistas. Não era partidário do conceito de revolução socialista num só país. Se em nome do governo revolucionário que assumira o poder em Petrogrado declarasse a paz, unilateralmente, mas só por forma verbal, supunha que lhe surgiria o apoio das massas de explorados em todos os países ocidentais. E os governos desses países, obviamente, aceitariam a nova situação até que Trotsky declarasse a revolução mundial. Então, se veria.

A 28 de Janeiro de 1918, anunciava em plena conferência com diplomatas e militares da Alemanha, da Áustria-Hungria, da Bulgária, que a Rússia socialista assumia o fim da guerra. Mas as potências, após dias de avaliação da situação criada e porque não existia um Tratado assinado, decidiram confirmar que um estado de guerra continuava a existir. Assim, a 18 de Fevereiro, as hostilidades recomeçavam. A Rússia nova, o governo revolucionário leninista, o proletariado que tão profundamente representava os sofrimentos da nação russa ao longo de séculos de exploração e serventia, achavam-se de novo em guerra enquanto os representantes das velhas estruturas sociais rejubilavam na esperança de que os invasores atingissem Petrogrado e Moscovo e destruíssem a Revolução de Outubro para que voltasse o tempo antigo e morressem as propostas dos bolcheviques. Sem combatentes que lhes fizessem frente, com intermináveis e vazios territórios a percorrer e, obviamente, temerosos do desconhecido, os exércitos germânicos também não se encontravam numa situação sólida. Assim, a diplomacia de Berlim preferiu endurecer as suas posições intimando à nova Rússia nada menos do que o fim do controlo soviético na Polónia, na Ucrânia, na Finlândia e nas províncias bálticas. Lénine, à vista do caos que em vez de surgir a Ocidente, no seio do próprio capitalismo, como se esperava, ameaçava instaurar-se no coração da Revolução de Outubro, assumiu então a necessidade absoluta da aceitação das exigências do imperialismo. Revolução na Alemanha, em França, na Grã-Bretanha? Já não via como. A nova Rússia, confirmava-se, não tinha aliados, não tinha amigos. Estava sozinha diante de ferozes inimigos, como se via. Mas se pretendesse continuar na estrada do futuro, teria de aceitar as condições que lhe eram impostas, ainda que estas significassem a desintegração, talvez o princípio do fim de um novo mundo que assumia como razoavelmente seguro.

Da revolução à guerra civil, da guerra civil à NEP (1) y (2)

Manoel de Lencastre
PCP
Avante

Da revolução à guerra civil, da guerra civil à NEP (1)

A NEP (Nova Política Económica – em russo, ‘Novaia Ekonomitcheskaia Politika’, 1921-1928) foi a resposta de Lénine às condições atrozes em que a Rússia soviética emergiu da guerra civil. Para revitalizar a vida económica, em ruínas, o dirigente supremo da nova Rússia restabeleceu a liberdade do comércio interno e a livre circulação dos diversos produtos. A moeda russa foi estabilizada. E entrou-se no difícil mas fundamental campo da industrialização e da electrificação. A NEP, contudo, tinha inimigos. Alguns, seguindo a linha política de Lev Trotsky, partiam do princípio de que se abandonava a estrada do socialismo. Outros, como Staline, trabalhavam para que fosse levada à prática uma política mais revolucionária, a dos planos quinquenais e da colectivização avançando-se, decisivamente, para o socialismo real.

O imperialismo, dada a sua natureza agressiva e criminosa, não tinha acabado. Não morrerá, na verdade, devido à acção directa de qualquer sistema socialista que venha a constituir-se incorporando estas ou aquelas nações. Não morreu, não foi destruído, não foi derrotado nem pela Revolução de Outubro nem pela URSS. A sua trajectória prosseguiu. Mas o imperialismo, evidentemente, há-de cair em ruínas. As suas tremendas fortalezas já estão a ruir. Cavará, já anda a cavar, a sua própria sepultura. Será vítima das próprias forças que transporta no ventre, como todos sabemos, vítima das estranhas fórmulas que engendra, vítima da sua tresloucada mas inevitável corrida nas fronteiras da inevitabilidade e há-de expirar no dia em que o planeta seja dado como demasiado pequeno para matar-lhe a sede, a ambição, o irreprimível desejo do infinito e do impossível e não haja trabalho para ninguém, como já nos é dado conhecer. Nessa altura, que pode não vir muito longe, a vontade dos povos acabará por triunfar.

O imperialismo, o capitalismo na sua expressão máxima, entretanto, tem todo o tempo do mundo para morrer. Mas há-de morrer. E o novo mundo, o sonho de todos os explorados e o de todos os homens de alma generosa, surgirá, então, do vazio histórico que os tempos globais anunciam; esse novo mundo, para a construção do qual milhões de homens e mulheres trabalharam e trabalham. Acima de todos, Lénine, os heróicos revolucionários de Outubro, o glorioso proletariado de Petrogrado, os bolcheviques, os soldados, os marinheiros que ligaram o seu destino ao da Revolução. A História da URSS é um importante capítulo da gigantesca e momentosa trajectória de todos aqueles e aquelas que aceitaram lançar-se na luta por esse novo mundo. Para identificar o que se passou, entretanto, quem escreve estas linhas não necessitou, não careceu de esquartejar bibliotecas, de estudar milhões de documentos, relatórios, discursos, livros de memórias, estudos de especialistas, materiais de apoio, volumosos ou não. Renunciámos, também, à consulta dos milhões de obras que o anti-comunismo e o anti-sovietismo produziram para enegrecer a imagem histórica da URSS atraiçoada e, contudo, vitoriosa nos seus gloriosos princípios e nos seus mais decisivos momentos. A verdade é que para que nos fosse permitido escrever esta obra, o país de Lénine surgiu-nos, grandioso, a desafiar o próprio destino e, atrás dele, vimos as personagens, os milhões de figuras que fizeram a elevada História de uma experiência sem paralelo que o imperialismo, com os seus múltiplos tentáculos, sufocou mas que, em condições diversas, será repetida e melhorada. E isto, até que o dia da vitória final chegue, enfim, o que, com toda a franqueza, nos parece já perto no dia em que escrevemos. Com efeito, valeu-nos a nossa pequena biblioteca assim como nos valeram as luminosas palavras do grande Lénine.



Na estrada da planificação da economia

Los fundamentos del leninismo: La cuestión campesina

J. Stalin


Analizaré cuatro cuestiones de este tema:

a) planteamiento de la cuestión;

b) el campesinado durante la revolución democrático-burguesa;

c) el campesinado durante la revolución Proletaria;

d) el campesinado después de la consolidación del Poder.

1) Planteamiento de la cuestión. Algunos piensan que lo fundamental en el leninismo es la cuestión campesina, que el punto de partida del leninismo es la cuestión del campesinado, de su papel, de su peso específico. Eso es completamente falso. La cuestión fundamental del leninismo, su punto de partida, no es la cuestión campesina, sino la cuestión de la dictadura del proletariado, de las condiciones en que ésta se conquista y de las condiciones en que se consolida. La cuestión campesina, como cuestión del aliado del proletariado en su lucha por el Poder, es una cuestión derivada.

Sin embargo, esta circunstancia no reduce en lo más mínimo la grande y candente importancia que tiene, sin duda, esta cuestión para la revolución proletaria. Es sabido que, entre los marxistas rusos, la cuestión campesina empezó a estudiarse a fondo en vísperas precisamente de la primera revolución (1905), cuando el derrocamiento del zarismo y la realización de la hegemonía del proletariado se plantearon en toda su magnitud ante el Partido y la cuestión del aliado del proletariado en la revolución burguesa inminente adquirió un carácter palpitante. Es sabido también que la cuestión campesina cobró en Rusia mayor actualidad todavía durante la revolución proletaria, cuando la cuestión de la dictadura del proletariado, de su conquista y de su mantenimiento planteó el problema de los aliados del proletariado en la revolución proletaria inminente. Es comprensible: quien marcha hacia el Poder y se prepara para él, no puede dejar de interesarse por el problema de sus verdaderos aliados.

En este sentido, la cuestión campesina es una parte de la cuestión general de la dictadura del proletariado y, como tal, una de las cuestiones más palpitantes del leninismo.

La indiferencia, e incluso la actitud francamente negativa de los partidos de la II Internacional ante la cuestión campesina, no se debe sólo a las condiciones específicas del desarrollo en el occidente Se debe, ante todo, a que esos partidos no creen en la dictadura del proletariado, temen la revolución y no piensan en llevar el proletariado al Poder. Y quien teme la revolución, quien no quiere llevar a los proletarios al Poder, no puede interesarse por la cuestión de los aliados del proletariado en la revolución; para esa gente, la cuestión de los aliados es una cuestión sin importancia, sin ninguna actualidad. Los héroes de la II Internacional consideran su actitud irónica hacia la cuestión campesina como de buen tono como marxismo "auténtico". En realidad, esta actitud no tiene ni un ápice de marxismo, pues la indiferencia ante una cuestión tan importante como la campesina, en vísperas de la revolución proletaria, es el reverso de la negación de la dictadura del proletariado, un síntoma indudable de franca traición al marxismo.

Sobre el Leninismo (Stalin)



    El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. O más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular

 (STALIN – FUNDAMENTOS DEL LENINISMO)